La Casa del Adivino
Cuenta la leyenda maya de Uxmal en Yucatán, que una vieja mujer sin hijos que vivía en una choza, en el mismo lugar que la pirámide ocupa en la actualidad, un día, encontró un huevo, lo cubrió con una tela y lo guardó. La mujer lo cuidó hasta que una mañana descubrió que el huevo se había partido por la mitad; de su interior había nacido una criatura muy parecida a un ser humano.
La anciana lo cuidó como si de un hijo se tratase, le prodigó toda clase de atenciones. En un año, la criatura caminaba y hablaba como un hombre, en su rostro creció vello y dejó de crecer. La anciana se encontraba feliz, estaba segura de que el enano, su hijo, se convertiría en un gran señor, en rey.
La anciana pidió al enano que fuera a ver al rey para retarlo a un juicio de fuerza; todas las pruebas superadas por el rey fueron también realizadas satisfactoriamente por el enano, lo que significó una afrenta para la fuerza y poderes del soberano quien, exasperado y furioso, ordenó al enano que construyera —como prueba máxima— la casa más grande del sitio en una sola noche, de lo contrario, sería condenado a muerte.
El enano cumplió, ayudado por su madre construyó la pirámide; entonces tuvo derecho a enfrentarse contra el rey en una lucha cuerpo a cuerpo donde ambos estaban armados con gruesos palos; el enano ganó y se convirtió en el soberano del sitio.