La Flor de Cuetlaxóchitl, o Flor de Nochebuena.
El territorio en que vivimos fue parte de un señorío chontal cuya capital por así decirlo, fue Zompancuahuitl, ahora Ixcateopan de Cuauhtémoc, en razón que en 1949, se reveló la tradición que guardaron en secreto los consejos de ancianos, durante más de cuatro siglos, y que reveló, que los restos óseos de nuestro ultimo Emperador Azteca, allí reposaban, quien además había nacido allí, producto de la unión de un príncipe azteca y la princesa Cuayautitlalli, hija del señor Zompancuahuitl. Este Señorío chontal fue conquistado por los aztecas, a mediados del Siglo XV, fue tanta la resistencia de los chontales, que los aztecas ordenaron el exterminio, con el derrame profuso de la sangre chontal.
En el norte de este territorio, crecía un arbusto que se cubría de flores blancas y que adornaba hermosamente sus bosques, y de allí surge la leyenda que, después de la masacre que los Aztecas hicieron de los chontales, las flores inexplicablemente se marchitaron; por eso los conquistadores aztecas le impusieron a esa flor el nombre de Cuetlaxóchitl, cuyo significado mexica es “flor que se marchita”. A la siguiente floración, volvieron los arbustos a cubrirse de flores; pero ya no fueron blancas. Inexplicablemente, su color se tornó en rojo intenso, lo que se interpretó como el color de la sangre derramada por los chontales. Esa es la trama de la leyenda que desafortunadamente se ha ido perdiendo con el tiempo.
Lo que si es comprobable, es que los frailes evangelizadores, conocieron esa flor de nuestros campos y al coincidir que su producción esa en el mes de Diciembre, la bautizaron con el nombre de “Flor de Pascua o Flor de Noche Buena”, y con ella empezaron a adornar los altares de los templos católicos en las fechas decembrinas, propagando su cultivo también en otras partes de la Colonia Española.